La Colina de los Vientos
Textos por Adriano Ventura
Yo aún creo en la magia, nunca dejé de creer en ella y en que todo es posible. Y ciertamente, hay lugares cargados de magia, pero hay que ser capaz de creer y estar dispuesto a abrir el corazón para sentirla. Uno de esos lugares, donde más he sentido esa magia, es en la colina de los vientos, tal es el nombre que yo le di. ¿Dónde está? No tiene importancia. Es mía y todos tenemos nuestros lugares particulares, guardados en lo más profundo de nuestro corazón. La colina de los vientos es uno de los míos. Un promontorio cubierto de hierba, azotado por los vientos del océano atlántico. En los días invernales, el viento y el rugido del mar son el único sonido en la colina de los vientos. Y allí permanezco, sintiendo la fuerza del viento y del mar. Sintiendo la magia fluir. Porque el viento y el mar nos hablan, si estamos dispuestos a escuchar. Allí, donde el viento frío del sur azota mi rostro, no soy el mismo. Algo cambia en mi interior. Siento un llamado. Y allí el silencio adquiere una cualidad maravillosa. Es el silencio que hace pensar y que da vida a mis más grandes sueños... Soy todo lo que debo ser. Y mi viaje recién comienza, pero yo se encontrar el lugar donde los sueños nacen. Allí, entre borrascas y tempestades, de cara al gélido viento del sur, mi alma se templa, como el filo de la espada. Iré allí donde nadie más se atreva. Forjaré mi camino.
Viajero del Azul Zafiro
Camino temprano en la mañana, a paso lento pero seguro... a esa hora en que el sol comienza a dar sus primeras caricias sobre mi piel. Resuenan mis pasos por la vereda y voy sin prisa, deteniéndome cada tanto a absorber lo que me rodea con cada sentido. Mis ojos se llenan con aquel azul zafiro del mar inmenso... siento el aroma a yodo y a hierba fresca de la mañana... esta pareja de teros me saluda en esa esquina azotada por los vientos. Tal vez vea alguna ballena hoy retozando bajo el sol como yo, como los teros, como todo aquel que se aventure a salir a esa hora mágica en que todo parece posible. Siento el fluir de la vida, intensa, en cada color, en cada aroma y en cada sonido... y ya no camino, el viento me lleva y yo me dejo llevar... soy uno más con él y es todo lo que está bien en este mundo y así es como debe ser, hoy y siempre.
En el límpido silencio de la mañana, decido el camino a seguir. Soy el viajero de mil caminos y soy el caminante de zapatos viejos y raídos de tanto caminar. Respira, admira, todo el horizonte ante ti. Observa, se abre como un abanico lleno de posibilidades. Si han llegado hasta aquí, a ese preciso momento en que el cristal de la memoria refulge con mil destellos, entonces somos hermanos y compañeros de viaje. Todo está guardado ahí, como un cofre de joyas... y cada uno puede tomar aquella que más alegre su corazón. Mañanas frescas, con sabor a mar, a café caliente y medialunas... esas mañanas que siempre quise regalarte... no importa donde vaya, sé que mi corazón contigo siempre estará.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario es apreciado. Muchas gracias.