Texto: Azrael
Sumido En La Tormenta
En los profundos barrancos de un abismo
Yace mi alma, cansada y sin valor,
Resabio inútil de un amor que fue espejismo,
Secuela cruda de frialdad en tu calor.
En un oasis tan yermo como seco,
Lucían tus ojos, cuales diamantes tersos;
En mi ambición, me enceguecí con su reflejo,
Brillo anhelado entre infinitos versos.
Ciego a tus actos, y frío con mis afectos,
Embelesado y siempre complaciente:
De tu veneno ése fue el gran efecto;
Vos me cegaste, cual sol resplandeciente.
Ya era muy tarde cuando yo me di cuenta
Que se nublaba de forma oscura el cielo;
Quedé atrapado, sumido en la tormenta,
Entre granizo, relámpagos y hielo.
Miradas
Tu imagen viaja en mi mente,
Se pierde entre mis sentidos,
Correteando fugazmente
Hasta que caigo rendido.
Es un estremecimiento
Tu reflejo en mis pupilas;
Es un acontecimiento
Para el vacío de mi vida.
Sonrisas hay muchas, sí,
Y andares bellos también;
Miradas muchas yo vi,
Mas no libres de desdén.
Pero única es tu sonrisa
E inigualable tu andar,
Tu mirada es fresca brisa
Que yo quiero respirar.
Aunque jamás estas rimas
Lleguen a tu alma agraciada,
Yo te aviso: si me miras,
Encontrarás mi mirada.
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