De La Crónica Diaria
Con Derecho A Queja
La pregunta que me hago es, ¿ por qué siempre vivimos quejándonos, de lo que sea y de todo lo que nos sucede?
Ahora bien, debido de que nos quejamos;..¿por qué lo hacemos?;..¿es por costumbre?;… o bien simplemente porqué es agradable hacerlo.
La cuestión es que todos sin excepción alguna nos vivimos quejando, por diferencias de opinión, por no ser correspondidos, ni respetados, por ser manipulados;… o por lo que fuere;… es una constante en nuestras vidas; es como un andar en círculo de cual no queremos salir; por temor a no quedar descolocados y expuestos ante el resto de la sociedad como “seres diferentes”, llamémosle locos, tontos, o estúpidos.
Pareciera que, si no nos quejáramos, no seríamos “seres normales” y el hecho de no vivir una vida cómoda, los demás nos podrían mirar de modo extraño.
… Pero, ¿de qué nos vale quejarnos tanto?... ¿Cuál es el sentido válido de la queja?... ¿Aporta algo a nuestro sentido evolutivo y qué es lo que nos brinda?...
¿Construimos algo con la queja?... En sí mismo ¿de qué nos sirve?...
Se supone que nos debe servir para mejorar y no empeorar nuestras vidas y como mejorar nuestras relaciones con los demás, ¿no es cierto?...
La gran mayoría de las veces lo hacemos por gusto, para perjudicar a quienes nos rodean, como también a quienes invierten tiempo en tratar de “ser”,… Mientras tanto, hay otros que se mantienen aferrados a esa actitud egoísta, la de quejarse por todo y de todos.
Se queja el rico, se queja el pobre, se queja el miserable, el avaro, los desposeídos,… se quejan los que pasan hambre, los que duermen en las calles, y los que huyen de sus tiranos gobiernos…
Todos tenemos derecho a queja; pero lo que nunca hacemos es quejamos de nuestro eterno “egoísmo”;… De ese “ego” vanidoso, manipulador, déspota, prepotente y pedante nunca; de él no nos quejamos,… como tampoco de querer ser más que los demás y no menos que los otros y de porque tengo que dar lo que es mío, para que los demás tengan algo.
¿Construimos algo quejándonos?... Se supone que debería ser así, pues no deja de ser válido quejarnos, siempre y cuando ella sirva para construir y no destruir con el “ego” que alimentamos diariamente desde nuestros fracasos y vanidades; convirtiéndonos a sí, en ilustres déspotas pedantes, absolutistas y dueños de otras vidas que nos permitimos pisotear.
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