Texto por Luciano
Trascendencia
El
Árbol de la Vida es una estructura dinámica delimitada en el plano
espiritual por Kether y en el plano material por Malkuth. En un primer
impulso el rayo luminoso se precipita desde el plano espiritual hacia el
plano material, pero luego, a través de un esfuerzo consciente y
voluntario, es posible invertir el sentido de este rayo y ascender hasta
la cúspide del árbol vital, donde el ser humano alcanza los límites de
todo su potencial y se encuentra frente a la existencia negativa en la
Nada.
¿Y qué hay más allá de la Nada?
Ex Nihilo Nihilo
fit (De la Nada, Nada surge) dice una antigua máxima filosófica,
enunciando en su laconismo una realidad acorde con la cosmovisión
cabalística de la trascendencia espiritual. En efecto, cuando el ser
humano llega al máximo de su potencial y se encuentra frente a la Nada,
descubre, luego de un trabajo de adaptación, que se encuentra dentro de
un Árbol de la Vida mayor al que estaba anteriormente, que era
imperceptible para su nivel consciente y que sólo después de todo el
trabajo realizado le es posible percibir.
El canal de conexión entre
un Árbol de la Vida y otro es Daath, la sefira invisible. A partir de
allí se genera la posibilidad de establecer un contacto con la nueva
realidad, la cual en un principio el ser humano concebía como Nada, pero
que luego de adaptarse a la nueva frecuencia vibratoria advierte que se
trata de otra realidad, con otras leyes y frente a la cual debe
comenzar nuevamente desde la base de otro Árbol de la Vida, en un nuevo
Malkuth, que tiene un nivel de sutilidad mayor que el Kether del árbol
anterior, pero que respecto de este nuevo nivel representa el estamento
más denso.
Para el ser humano hay un camino arquetípico que en
principio lo pone en la tarea de conquistar su propia humanidad,
alcanzar su esencia, lo cual en la Cábala se conoce como el Adam Kadmon o
Ser Humano Primordial. Este es el primer Árbol de la Vida que el ser
debe ascender impulsado por la fuerza del rayo luminoso. Una vez
alcanzada la cúspide, se enfrenta a los tres velos de la existencia
negativa: Ain Sof Aur. Luego de atravesar el tercer velo viene un
período de transición inefable e incognoscible, tras el cual comienzan a
vislumbrarse las formas de una nueva estructura. Este nuevo nivel es el
Árbol de la Vida Planetario. Llegado a este punto el ser humano
actuando desde su esencia, comienza voluntariamente a formar parte de
una nueva vibración desde el Malkuth planetario. No abandona su
humanidad, sino que expande las fronteras de su conciencia. El planeta
Tierra entonces, se revela ante él, como un ser consciente que dirige el
destino de la humanidad y del resto de las especies lo pueblan.
Si
ese ser humano siguiera trabajando conscientemente sobre sí mismo y
fuera elevándose en las jerarquías del Árbol de la Vida Planetario,
podría llegar nuevamente a la cúspide en Kether y a partir de allí se
enfrentaría nuevamente al triple velo del Ain Sof Aur para vislumbrar
las huellas de un nuevo estado de conciencia en el Árbol de la Vida
Solar. Este ser en su evolución entraría a través del Daath planetario
al Malkuth solar, recomenzando nuevamente otro ciclo evolutivo pero sin
perder la conexión con los dos primeros árboles, el humano y el
terrestre. El próximo paso en la evolución de este ser sería entrar en
conexión con la jerarquía que está a cargo de la Vía Láctea, lo cual
sería un logro extraordinario, sobre todo teniendo en cuenta que la
mayoría de la humanidad nace y muere dentro del mundo de Assiah del
Árbol de la Vida Humano. Logro que sin embargo está contemplado como
posible dentro de la vía cabalística, ya que todos poseemos las
facultades necesarias para lograrlo, sólo que en la mayoría de la
población estas facultades permanecen latentes. Si el ser humano pudiera
activarlas podría entrar en contacto con la conciencia planetaria,
solar y galáctica, porque esto, si bien es algo poco habitual, resulta
completamente natural y acorde a nuestra esencia.
¿Pero acaso el
Árbol de la Vida Galáctico representa el límite de la evolución humana?
¿Hay un Árbol de la Vida Último adonde la conciencia halle el final de
su evolución?
Dentro de la tradición cabalística no se hace
mención a un árbol de este tipo. El camino evolutivo de la conciencia
presenta etapas arquetípicas y ciclos dentro de ciclos, pero no existe
algo así como un final absoluto. E incluso tampoco se podría hablar de
un comienzo absoluto. La estructura de los tres árboles entrelazados
descripta anteriormente es válida como clave simbólica, pero la realidad
es muchísimo más compleja. El Árbol de la Vida como arquetipo vital es
una valiosa herramienta, pero el universo es realmente insondable.
Trascender,
dentro de la cosmovisión cabalística, significa expandir la conciencia
accediendo a nuevas dimensiones sin abandonar el mundo material. En
definitiva el valor de la evolución consciente no tiene que ver con
alcanzar una meta final, como si la vida fuera una especie de
competencia, sino que más bien la importancia de la trascendencia está
en sintonía con un valor ético, ya que al expandir la conciencia uno
también expande el espectro de sus opciones al momento de ejercer su
libre arbitrio. La libertad, en efecto, está en la base de la tradición
cabalística y es su joya más preciada.
Cuenta un antiguo relato
cabalista que cuando Dios creó la Tierra dio a cada ser una labor
particular. Pero cuando llegó el momento de asignar un rol a su última
criatura, el ser humano, se abstuvo de hacerlo y le dijo: A cada ser he
dado un trabajo determinado, pero a ti no te daré nada para que tengas
la oportunidad de elegir. De esta manera podrás alcanzar las esferas
celestiales y ser como los ángeles, o sumergirte en el barro de la
materia para convivir entre las bestias.
Depende de cada uno forjar el camino de su vida.